EMPRESAS SUSTENTABLES, UNA OPORTUNIDAD EN MEDIO DE LA CRISIS

Las crisis siempre representan una oportunidad y hoy, cuando vivimos una de las crisis más grandes de la historia, es el momento de tomar decisiones y actuar para enfrentar una nueva realidad. Así lo está planteando el Foro Económico Mundial, a través de la iniciativa “The Great Reset” o “Gran Reinicio”, que plantea la necesidad de crear las nuevas bases de un sistema económico/social que permita un futuro más justo, sostenible, equitativo y resiliente. En este futuro, las empresas tienen un papel fundamental, haciéndose urgente revisar sus modelos de negocio, su gestión y su relación con el entorno.

Image

El compromiso social de las empresas continúa en debate: Mientras unos señalan que deben remitirse a hacer negocios, otros creemos que deben ser un “buen ciudadano”, orientando sus negocios con una especial consideración por el entorno y cómo contribuir con él. Entonces, en un contexto de crisis y necesidad de cambio, en que la desigualdad ha quedado al desnudo, la transición hacia la empresa sustentable se vuelve urgente.

La sustentabilidad empresarial busca que la actividad de la compañía se equilibre entre lo económico, lo social y ambiental, creando valor, pero no en un sentido altruista o caritativo. Es evidente el interés económico de todo negocio, el que se beneficiará si la empresa se comporta en sintonía con su alrededor, siendo consciente de los recursos y buscando un impacto directo en la vida de la sociedad y las comunidades. De hecho, en el último tiempo han cobrado fuerza los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), indicadores que orientan al negocio hacia una actuación responsable, donde los inversores puedan gestionar mejor el riesgo al integrar estos tres factores, lo que a su vez, les permitirá una mejor salud financiera y “valer” más. Esto, porque las empresas que invierten en criterios ESG y cuentan con prácticas sustentables, tienen mejores perspectivas para la inversión y son más rentables.

En ese contexto, destaca la “G” de gobernanza, que se vincula al compliance -que debería ser parte central de las empresas- y la importancia de cómo se hacen las cosas. Este criterio se enfoca en la forma de gestionar la empresa, desde la formulación de políticas hasta la distribución de derechos y responsabilidades, incluyendo a todos los stakeholders. Esto permitirá a los inversionistas ver la capacidad de cumplimiento de la empresa, el liderazgo del CEO y sus directivos, conocer sus metas, métricas, cultura organizacional, modelo de prevención de delitos, auditorías y planificación estratégica.

Es el momento de que las empresas se “reinicien”, satisfaciendo las necesidades del presente, sin comprometer el futuro e incrementando el bienestar de la cadena que se vincula al negocio (stakeholders), y actúen de manera global, dejando de lado la individualidad, mirando a toda la sociedad, respetando el entorno y haciéndose parte de las soluciones y no de los problemas. Si bien no es fácil para todas las empresas aplicar todos los criterios ESG, se puede partir con la G y dar énfasis a una gobernanza sólida y robusta, con capacidad de gestión y control de riesgos. Es el momento de hacernos cargo de las señales que nos está envía la crisis económica, sanitaria y social, visualizando la sustentabilidad como una vía para sincronizarse con la sociedad.