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ORBE Ambiental y Legal

Restauración Ecológica en el Salar de Ascotán: Un Proyecto de Conservación y Biodiversidad de ORBE

¿Cómo se restaura un ecosistema en uno de los lugares más extremos del altiplano chileno? ¿Qué especies dependen de estos esfuerzos para sobrevivir? En el Salar de Ascotán, un equipo de expertos trabaja en la recuperación de su biodiversidad a través de un ambicioso y exitoso proyecto que Cía. Minera El Abra lleva adelante para el cumplimiento de sus compromisos ambientales a través de la participación operativa y científica de Orbe Ambiental & Legal.

 

En esta entrevista, Romina Reyes, coordinadora de proyectos en ORBE Ambiental & Legal, nos cuenta cómo está logrando que la conservación de este ecosistema frágil se mantenga en el tiempo.

 

¿De qué se trata el proyecto del Salar de Ascotán?

 

El proyecto en sí se trata de mantener y restaurar las condiciones naturales de la Vertiente 11, ubicada en el salar de Ascotán con la finalidad de lograr la sobrevivencia de las especies: Orestias ascotanensis (Karachi), Telmatobius philippii (Sapo de Philippi), Heleobia ascotanensis (Caracol endémico), todas originarias de la zona y objeto de protección.

 

¿Qué estudios se hacen previo en el área al entrar a un proyecto como este?

 

En el estudio de línea base se identifican las especies afectadas por el proyecto. Un equipo de profesionales determina en las áreas de influencia las especies impactadas de flora y fauna entre otras.

 

¿Qué criterios se utilizaron para seleccionar las especies vegetales para la revegetación en el Salar de Ascotán?

 

De los estudios realizados en la Línea Base, se puede obtener los parámetros de abundancia y riqueza de especies en el sector, y con estos valores se presentó a la autoridad un plan de manejo para la Vertiente 11 el cual fue aceptado y estamos llevando a cabo.

 

Por ejemplo, estamos plantando en este momento Zameioscirpus atacamensis (nombre científico).

 

Zameioscirpus atacamensis es una planta herbácea perenne de la familia Cyperaceae, nativa de las regiones altoandinas de Sudamérica. Crece en Chile entre los 3.200 y 4.800 metros de altitud, en Tarapacá, Atacama y Coquimbo. Se desarrolla formando cojines cespitosos, algunos duros, pero no punzantes. Es una especie adaptada a ambientes extremos de altura.”

 

 

¿Y tiene una característica especial esa planta para el sector? ¿Por qué se seleccionó?

Es una planta en cojín, parecida a la Yareta, que crece en ecosistemas frágiles con condiciones extremas (salinidad, altura geográfica, temperaturas bajo cero, entre otras) donde muchas otras especies no pueden sobrevivir. Fue seleccionada porque la cobertura vegetacional de la Vertiente 11 es mayoritariamente de Zameioscirpus atacamensis en algunos sectores estudiados. Además, es una especie de la cual no se ha evidenciado reproducción natural.

 

¿Cómo ha sido la experiencia de llegar a trabajar a un lugar, donde las condiciones como la salinidad, la radiación UV o incluso la escasez de agua, son un verdadero desafío?

 

El mayor desafío de estar en un lugar como este, es la altura geográfica, un impedimento más o menos importante porque estamos trabajando sobre los 3700-3800 metros de altura y la puna es bastante recurrente, sobre todo para hacer trabajos de fuerza cuando hay plantaciones.

 

Con respecto a los climas, también se han vuelto un impedimento, porque hay muchas tormentas eléctricas en el sector. En esos casos, la minera a cargo del proyecto nos va indicando cuales son las alertas de peligrosidad en el lugar.

 

¿Y cómo se está monitoreando eso? ¿De qué formas?

 

Nosotros como ORBE tenemos planes de monitoreo. Estamos constantemente tomando registros tanto físicos como químicos de:  suelo y agua. Además, complementamos con monitoreos a la vegetación mediante NDVI y patrones de cobertura, asimismo, monitoreamos nuestras plantaciones mediante el % de sobrevivencia donde se evalúa el estado fitosanitario de las plantas.

 

“El monitoreo fitosanitario es una técnica que consiste en revisar periódicamente los cultivos o plantas, para detectar plagas y enfermedades. Esto permite a los expertos tomar decisiones informadas para controlar y prevenir problemas.”

 

¿Han podido involucrarse con la comunidad local en este proyecto?

 

En nuestro equipo de trabajo contamos con una operaria de la comunidad, sin embargo, no nos hemos topado con gente que viva en el sector, aunque hay un pueblo cerca del lugar, pero para ser más concretos, la minera El Abra tiene convenios con la comunidad de Ollagüe y con la comunidad Ascotán.

 

Principalmente, ellos hacen un trabajo comunitario de apoyo. Algunos días al mes hacen, por ejemplo, recolección de algas, levantan la basura que muchas veces llega por el viento, también nos ayudan con actividades en el lugar. Todo en beneficio de que la vertiente se mantenga viva y en buenas condiciones para la biodiversidad.

 

¿Cuáles han sido los principales desafíos enfrentados durante la implementación del proyecto y cómo se han superado? ¿Hay lecciones aprendidas para así mantener el éxito del proyecto durante el tiempo?

 

Creo que ese es el principal desafío para nosotros: hacer el trabajo y mantenerlo en el tiempo, porque necesitamos que nuestras plantas que fueron hechas en un invernadero, con todas las condiciones artificiales, puedan sobrevivir en la plantación adaptándose a las condiciones que posee la Vertiente 11.

 

La verdad es que nos ha ido bastante bien con esos procesos, ya que hemos hecho cambios en la aclimatación, donde sacamos la planta del invernadero y sometemos a distintas etapas de exposición hasta que va la vertiente en las condiciones naturales para la plantación. De esta manera, de forma muy lenta, aclimatamos nuestras plantas para que estas se vayan acostumbrando a cada uno de los cambios que va a experimentar en un lugar como el Salar de Ascotán.

 

¿Qué impacto se espera que tenga este proyecto en la biodiversidad local, tanto en términos de flora como de fauna? ¿Y cómo se está monitoreando este cambio?

 

Esperamos que haya un aumento de la cobertura vegetacional en la vertiente, lo que va a implicar también una mejora en el hábitat de todas las especies que viven en el lugar, tanto de la Orestia, los anfibios e incluso de las aves que están llegando a habitar la Vertiente.

 

Uno de los primeros beneficios que traen estas especies de plantas, es mantener el ecosistema vivo, especialmente para un pez que vive en el salar, que se llamaba Orestia atacamensis, que ahora se llama ascotanensis.

 

“El Orestia ascotanensis es un pez endémico de la laguna de Ascotán, en el altiplano chileno. Es una especie adaptada a ambientes extremos de gran altitud y temperaturas fluctuantes. Se encuentra en peligro debido a la extracción de agua y la introducción de especies exóticas. Su conservación es clave para la biodiversidad acuática de la región”.

 

Orestia asctoanensis

En circulo rojo: Orestia ascotanensis

Entonces, al mantener la cobertura de estas plantas con nuestro trabajo, estamos ayudando a mantener viva a una especie originaria del lugar.

 

En ese sentido, nuestro principal impacto es que este proyecto se transforme en un lugar habitable para la biodiversidad del sector.

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Hector San Martin

Héctor San Martin

ORBE AMBIENTAL & LEGAL. Uniendo más de 30 años de experiencia en el área ambiental para ofrecer una asesoría integral y estratégica para el desarrollo de proyectos y nuevos desafíos de sustentabilidad.

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